Por Alexandra Millán. Se dice que el grado de civilización de una sociedad puede ser juzgado en función de cómo trata a sus miembros más débiles. Aunque es cierto que las personas discapacitadas son el colectivo más beneficiado por la acción social de las compañías, esto no significa que éstas les abran sus puertas. El caso es serio porque existe una ley de fecha 2007, de la que se desarrolla un sistema de cuotas que exige que el 5% del empleo en empresas públicas y privadas se destine a personas discapacitadas . La ley es sistemáticamente incumplida, lo que no es de extrañar, pues las inspecciones son realmente escasas.
Afortunadamente hay excepciones, hay empresas que si respetan tanto la ley como la ética de darles oportunidad a este colectivo para que se desarrollollen dentro del ámbito organizacional. Me gustaría que las empresas pensaran que es una oportunidad integrar a personas discapacitadas. Que en vez de pensar cuánto va a costar la multa, pensaran en cómo hacerlo, como incluir a ese colectivo que por razones cualquieras que sean, van en ascenso. Y para eso, más que el rigor en la aplicación de la ley, puede ser buena idea convencerles en contratarles.
Considero que hay buenas razones, además de ser una Ley, para ingresar a este colectivo dentro de las empresas:
Y en fin, porque son seres humanos.
Lo exige la ley. Tarde o temprano habrá que hacerlo. Puede ser buena idea aprovechar que otros no lo hacen y destacarse por cumplirlo frente a la competencia. Puede incluso emplearse dentro de la Responsabilidad Social Interna.
*La acción social tiene efectos dentro y fuera de la empresa. Dentro de ella, la responsabilidad social de ésta se hace mucho más evidente cuando compruebas en tu día a día que no se margina a la persona discapacitada, que cuando te cuentan que se han hecho determinadas donaciones. Y eso contribuye al orgullo de pertenencia.
Integrarlas es nuestra Obligación Moral
Enviado por
Alex
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martes, 22 de mayo de 2007
1 comentarios:
Excelente artículo, es necesario nos sensibilicemos un poco más, no sólo ante las personas con alguna discapacidad, sino ante la población en general de que una u otra forma se tiene condiciones inferiores a las necesarias para vivir dignamente.
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